Los indicadores del desarrollo sostenible en el sector pesquero.
Tomado de: Instituto de Estudios Económicos de Galicia Pedro Barrié de la Maza
Cantón Grande, 9
15003 A Coruña
España
http://www.fbarrie.org
En los últimos años se han incrementado las preocupaciones respecto a la contribución de la pesca al desarrollo sostenible y en relación a las acciones tendentes a corregir la sobrepesca, la excesiva capacidad de captura, el agotamiento de algunas poblaciones, y de los cambios en los ecosistemas inducidos por los seres humanos.
Asimismo, también fue objeto de seguimiento el aumento y la globalización del comercio pesquero con sus repercusiones en los suministros y en el desarrollo económico local de los países costeros.
Los importantes procesos de ordenación y regulación para algunas pesquerías nos permiten afirmar que existe una excelente documentación y, por tanto, resulta posible llevar a cabo políticas de gestión adaptadas a los principios de precaución. Por el contrario, también hay constancia de otras pesquerías en las que la documentación es débil y escasa; y en las que apenas se ha aplicado medidas de ordenación pesqueras.
De ahí, la relevancia que posee el hecho de definir y elaborar indicadores que permitan informar del estado de las poblaciones y que sirvan de orientaciones para proseguir los esfuerzos hacia el desarrollo sostenible. Los diversos indicadores de desarrollo sostenible han de ser compatibles con los compromisos internacionales y han de compartir la información a todos los niveles locales, nacionales e internacionales.
La elaboración de los indicadores ha de suponer la consideración de "elección de una unidad geográfica determinada" que debe reflejar la totalidad de los procesos ecológicos que razonadamente definen los límites del ecosistema; los recursos y la actividad pesquera; y la jurisdicción política.
Los indicadores deberán reflejar la situación del sistema en relación con las metas y con los objetivos de la sociedad. El desarrollo sostenible es una meta que se aplica en la ordenación pesquera. Por tanto, los indicadores deberán medir la sostenibilidad a lo largo del ecosistema que agrupa a la pesca y la generación de beneficios netos a fin de mejorar el bienestar de los participantes en la actividad pesquera y de la sociedad
en general.
Para contribuir al desarrollo sostenible es preciso mantener todos los componentes de manera interdependiente. Los componentes decisivos son: los ecosistemas, la economía, la sociedad, la tecnología y las instituciones. El ecosistema influye en los recursos pesqueros que sustentan la actividad y por tanto es relevante para el control de la productividad del recurso. La economía nos permite definir el sistema de costes y de beneficios dentro del sector y los flujos monetarios hacia y desde el sector. La sociedad nos revela la evaluación de la actividad global no monetaria. La tecnología acelera los procesos productivos e induce los cambios en la organización a través de nuevas relaciones. Y las instituciones hacen referencia a las normas y a las organizaciones que rigen el sistema.
Dadas las dificultades para contar y seleccionar indicadores válidos que reflejen y utilicen la mejora de los datos científicos disponibles y que permitan ser viables y eficaces en función del coste y de la experiencia, se especifican "valores de referencia (o puntos de referencia) que son objetivos (índices estándares deseables del sistema y que garantizan un buen rendimiento) o bien "puntos umbrales" que han de evitarse, no sobrepasándolos.
Lo relevante y significativo es buscar (y que además sea aprobado y aceptado) indicadores comunes para todos los componentes del sistema. Por ejemplo, ello será posible en lo referente al estado de los recursos pesqueros cuando hablemos de los componentes relacionados con los ecosistemas; o a los índices de los beneficios y costes (nivel de capitalización) cuando hagamos referencia al componente económico. De esta forma, se apreciará la evolución y el seguimiento de las políticas aplicadas, estimulando a los responsables públicos y a los productores permitiendo tiendo la comunicación entre los distintos Organismos Internacionales y las Administraciones nacionales.
La percepción de insuficiencia en los modelos anteriores de crecimiento y del desarrollo económico de las pesquerías (al no contar con bases de datos lo suficientemente amplias para poder corregir las disfunciones) han permitido poner en funcionamiento el concepto de "desarrollo sostenible" que permite “satisfacer la necesidad de generaciones actuales sin poner en peligro las capacidades de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades”.
En la medida que la industria pesquera posee una capacidad de capturas muy superior a la tasa a la que los ecosistemas pueden producir stocks pesqueros, significa que los recursos naturales (pesca) así como el capital no se está utilizando eficazmente.
De la misma forma, la globalización del mercado de la pesca ha formalizado la desviación de una parte de la producción pesquera de los mercados locales y nacionales hacia los mercados de exportación, lo que suscita una doble preocupación: a) en lo que respecta a la eficiencia, o sea como distribuyen los beneficios; y b) en la repercusión y efectos sobre los recursos naturales, debido a la intensa e inmediata especialización.
La industria pesquera es de rápida adaptación. Está dirigida para un mercado y es muy dinámica internacionalmente. La presión que se ejerce sobre el recurso es creciente debido al aumento del consumo de proteínas que reclama una mayor población en el planeta. Del mismo modo, se aprecia una rápida innovación tecnológica que incentiva la eficiencia y obliga a los respectivos gobiernos a limitar y a imponer controles y límites a la mencionada intensidad pesquera.
El desarrollo sostenible de la pesca exige varios componentes: a) un mayor reconocimiento de factores que inciden en la ordenación pesquera convencional; b) una mejor integración de la ordenación pesquera en la ordenación de las zonas costeras; c) un mayor control del acceso a los recursos compartidos; d) unas instituciones y unos marcos jurídicos más sólidos; e) una mayor participación de todos los agentes en el proceso de ordenación pesquera; f) unos sistemas de seguimiento, control y aplicación; g) una medidas para afrontar la incertidumbre y la variabilidad de los recursos naturales y las dinámicas del ecosistema; h) un firme compromiso de la comunidad para utilizar de forma responsable los recursos naturales.
En este sentido, los objetivos se centran en : i) mantener la actividad pesquera dentro de ecosistemas específicos e identificables; ii) garantizar la viabilidad a largo plazo de los recursos que sustentan estas actividades; iii) proveer el bienestar de una mano de obra pesquera dentro de una comunidad y en un contexto económico amplio; iv) mantener la integridad de los ecosistemas marinos en beneficio de otros usos u usuarios, o sea mantener la biodiversidad, la estructura trófica y otros usos económicos como el turismo y el ocio.
En consecuencia, la ordenación pesquera para el desarrollo sostenible es una actividad que tiene muchas dimensiones y muchos niveles de decisión. Se requiere mucha información y ha de poseer muchos conocimientos sobre los límites de las poblaciones ícticas y de la actividad pesquera. Asimismo, ha de tenerse en cuenta los cambios en la actividad, tanto los derivados de los comportamientos económicos como los procedentes de las variaciones ecológicas.
De la misma forma, se deben considerar las relaciones de fuerzas que mantienen los actores productivos, bien desde los campos de la oferta como desde los ámbitos de la demanda. Por eso, en los últimos informes de la FAO se indican la necesidad de formular y emplear indicadores y puntos de referencia que pueden ser comunes a distintas escalas.
Los indicadores de referencia nos subrayan la necesidad de comunicar, transferir y rendir cuentas en la ordenación de los recursos pesqueros. Dichos indicadores nos ayudan en el proceso de evaluación del funcionamiento de las políticas de ordenación pesquera a nivel mundial, regional, nacional y subnacional. Y los indicadores nos proporcionan un instrumento de fácil comprensión para describir la situación actual y para proponer la adopción de medidas para alcanzar el desarrollo sostenible.
En consecuencia, los indicadores nos ayudan a definir la operativa necesaria para conocer el estado del sistema y nos señalan los riesgos potenciales. Un marco sencillo para la elaboración de los indicadores basándose en el marco de la sostenibilidad definido por la Comisión del Desarrollo Sostenible de NNUU contempla cuatro dimensiones: económica, social, ecológica e institucional; y cuatro escalas: mundial, regional, nacional y local. Los criterios representan las propiedades que resultan afectadas por el proceso de desarrollo sostenible y están determinadas por las dimensiones del medio.
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